así, centrar la atención en aquella sala blanca,
verte morir una vez y otra, cada vez que te sueño,
madre, quisiera destrozarte de añoranza,
tu muerte sin permiso es un disparo
y cada año vuelves a apretar el gatillo.
tu muerte sin permiso es un disparo
y cada año vuelves a apretar el gatillo.
saberte bendiciéndome con tu mala suerte
y este deseo manso de acunarte desnuda
y sentir tus pechos secos sobre mi carne dolida.
2 comentarios:
Hermoso regurgitar de la añoranza.
Qué profundo y cuánto duele lo que dices...
Besitos
Publicar un comentario